De las casas del siglo XIX adoro sus hermosos ventanales, sus incombustibles suelos de madera y sus altos techos, a veces salpicados de centenarias vigas y en menor medida, de columnas exquisitas.
Lamentablemente, no siempre es posible conservar o restaurar estas joyas por lo que toca tomar decisiones. ¿Me invento unas nuevas o simplemente las ignoro? Un claro ejemplo del primer caso es la obra de Ramisa Projects&Fun, quienes estudian la historia de la casa y reponen —con su particular upgrade— lo que se supone debía haber tenido en origen. Si, por el contrario, la decisión es hacer borrón y cuenta nueva, te puedes encontrar con un continente decimonónico y un contenido a lo StarTrek.

Con alguna salvedad, esta última opción es la que adoptó el equipo de Lucas y Hernández-Gil en este apartamento madrileño —lo de ‘apartamento’ entiéndase a la americana, a lo grande, ya que hablamos de 190m²—, donde solo han conservado los vistosos ventanales (bien restaurados) y la chimenea situada en el salón. Los suelos, en cambio, son un mix. Me explico. No son nuevos, pero tampoco son los originales de esta casa. Proceden de Anticato, firma que restaura de forma artesanal madera de roble recuperada de otros edificios, con una antigüedad comprendida entre 80 y 120 años.
espacios multifunción
El resto de la casa, por el contrario, es brandnew (mega super nuevo). Tanto que el primer espacio con el que tropiezas al entrar, la cocina, es un cubo minimalista perfectamente delimitado por su estructura, por las luces led que recorren todo su perímetro y por el suelo de granito negro pulido, que además le añade un toque futurista.
Diseñado por el equipo de arquitectos, tiene menos capacidad de lo que parece a simple vista, pues no todos sus muebles de suelo a techo abren hacia la cocina. Uno de cada dos abre hacia un dormitorio, donde funcionan como armarios.

La cocina es el espacio central que vertebra la zona de día y de noche. Y aunque dispone de una discreta ventana al lado de la puerta de entrada, su iluminación natural no sufre restricciones gracias a las varias aperturas que la conectan con el salón y sus 5 ventanales con vistas al Retiro —bueno, más que salón, debería calificarlo como espacio multifunción, ya que en línea se concatenan varios ambientes: salón, comedor, despacho y detrás de este, una sala de televisión.



prohibido el paso
Excepto el dormitorio principal, los otros dos dormitorios están volcados a un patio interior. Estos mantienen el blanco nuclear del resto de la vivienda (= más luminosidad) pero caldeado por cabeceros de madera —dos de ellos con tarima de roble y el tercero con tablillas pintadas con lasur blanco—.




Todos los baños (cuatro, uno para cada dormitorio más uno de cortesía) mantienen una estética unificada y, sin duda, lujosa y atemporal —aunque seguro que más de uno preferiría baños más personalizados, más que nada para saber que no te cuelas en el que no te corresponde;)

una nota particular
Y ya que se me ha desatado la lengua hablando de la idéntica estética de estos baños, añadiré que, aunque admiro la maestría con la que este equipo trabaja los espacios, echo de menos un poco más de variedad en el uso de materiales y mobiliario. Porque después de explorar su trabajo, me he encontrado con que casi todas sus casas comparten los mismos recursos (sobre todo en baños ¡!!!) Y no dudo que sea porque así lo demandan sus clientes, pero a mí, que me gusta ver diversidad de opciones … en fin …sniff, sniff. Ea! Ya lo he dicho!!! 😉

Foto: José Hevia